Primeros informes de olivos dañados por la nieve. Proceden del norte de Italia y están ligados al desprendimiento de ramas o ramas bajo el peso del copioso manto que ha caído en los últimos días.
Pero, ¿cuáles son los peligros para el olivo con esta ola de heladas que está afectando a toda la península?
Preguntamos Enzo Gambín (en la imagen), director de Aipo (Asociación Interregional de Productores de Aceituna de Verona).
Doctor Gambin, ¿cómo reacciona el olivo al frío y la nieve?
“El olivo es una planta mediterránea y empieza a sufrir con temperaturas por debajo de los 5 grados centígrados. Cuando la columna de mercurio desciende entonces 2 o 3 grados por debajo de los 0 grados, se activa un mecanismo de defensa de la planta que tiende a concentrar sus sales, o más bien solutos, en el citoplasma del interior de la célula y en los líquidos fuera de las propias células, con lo que bajando el punto de congelación. Las temperaturas más bajas y prolongadas se convierten, por tanto, en una seria amenaza”.
¿Cómo está la situación hoy?
“Hemos recibido noticias de daños en algunos olivares donde el peso de la nieve ha hecho que se rompan ramas y ramas. Pero el principal problema al que nos enfrentamos estos días es la combinación de nieve y lluvia con viento frío. Esto provoca el llamado gelicida, un fenómeno meteorológico en el que las gotas de lluvia, a menudo congeladas, se congelan rápidamente al contacto con los árboles".
¿Qué causa la congelación?
“En primer lugar, daños en las hojas que se necrosan, primero se vuelven marrones y luego se caen; al mismo tiempo, en las ramitas jóvenes que tienen una consistencia herbácea, se forman fisuras en la madera que pueden convertirse en fáciles puntos de entrada para ciertas bacterias, especialmente la sarna del olivo”.
¿Podemos intervenir?
“Se puede ayudar a la planta con agentes vigorizantes, como algas marinas o destilado de madera, que se dan por vía foliar. Una intervención que se puede realizar en cuanto se seque el terreno, permitiendo la entrada de vehículos”.
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